INTRODUCCION

Cualquier tecnología suficientemente avanzada no se puede distinguir de la magia.

The Lost Worlds of 2001 - Arthur C. Clarke


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viernes, 14 de enero de 2011

El Electromagnetismo invisible

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http://www.pysnnoticias.com/2011/01/14/la-incidencia-del-electromagnetismo-en-la-persona/

               Quienes viven en las grandes ciudades son los más susceptibles a esta amenaza, que puede llegar a producir enfermedades letales, como el cáncer o la leucemia. Ese enemigo que nos rodea por doquier son las ondas electromagnéticas, que producen desde los aparentemente inofensivos electrodomésticos -como televisores o batidoras- hasta las líneas de alta tensión o grandes generadores eléctricos. Hace pocos años algunos científicos dieron las primeras voces de alerta, pero es ahora cuando las encuestas e investigaciones han venido a demostrar que el problema es, en realidad, mucho más serio de lo que parece.
               El interés popular se despertó a raíz de la reciente demanda judicial presentada contra una empresa eléctrica por el padre de Simon Stuholme, un niño británico de 13 años que murió de leucemia en 1992. El querellante consideraba que los campos electromagnéticos originados por las líneas de alta tensión de la compañía, instaladas muy cerca y por debajo de su casa en Manchester, fueron los causantes de la muerte de su hijo. Su hija de 12 años, Deborah, también se encuentra afectada: padece crisis de epilepsia.
El Instituto Nacional Sueco para las Radiaciones ha reconocido oficialmente los efectos perniciosos que los campos electromagnéticos, sobre todo los de baja frecuencia, tienen sobre el organismo humano. Según los estudios llevados a cabo por el Instituto Karolinska de Estocolmo entre más de 400.000 encuestados, los niños que viven cerca de las líneas aéreas de alta tensión sufren un riesgo cuatro veces mayor de desarrollar leucemias que otros pequeños.
Pero, a pesar de las evidencias, aún existen numerosos grupos de poder que intentan restar importancia a esas investigaciones, especialmente las potentes empresas, estatales o privadas, que mantienen el control de las fuentes energéticas, y por supuesto, los fabricantes de electrodomésticos. Sin embargo, se acumulan los artículos y trabajos publicados en revistas científicas de varios países, que demuestran los perniciosos efectos de las ondas electromagnéticas sobre la salud humana.
                      Según estas investigaciones, en las que los científicos españoles han sido pioneros, el mayor peligro lo representan los televisores. Estos aparatos no sólo provocan problemas oculares a quienes se sitúan demasiado cerca de la pantalla, o una cierta inercia mental debida a la programación: también emiten campos magnéticos tan intensos como los de las bombillas de larga duración o las pantallas de los ordenadores.

                  Se nos está haciendo la advertencia de la importancia de estar atento a las radiaciones electromagnéticas y como ella pueden incidir físicamente a nuestro cuerpo físico y dar paso muchas veces a desequilibrios energéticos que afecten nuestro organismo, deteriorándolos, afectándolo hasta el extremo como se señaló de causar la muerte.

                    Muchas veces no sabemos el porqué se derivan muchas enfermedades, simplemente por no estar atento y determinar de que forma las radiaciones nos están afectando, de ahí la importancia como indica  Villarubia, de Algunos estudios advierten que no se debe dormir con una radio despertador cerca de la cabeza, ni acercarse a menos de dos metros de un microondas en funcionamiento, ni utilizar demasiado tiempo las maquinillas de afeitar o los secadores de pelo. Las batidoras, lavavajillas, lavadoras, ordenadores y un sinfín de otros artilugios domésticos también se pueden convertir en una pesadilla si no se utilizan de forma adecuada.
                     Pero el mayor peligro proviene de las denominadas radiaciones no ionizantes, es decir, las de muy baja frecuencia. Estas son muy perjudiciales para nuestro organismo ya que, cuanto más baja es la frecuencia de un campo, más penetra en el cuerpo humano. En esta categoría se incluyen no sólo los microondas, sino buena parte de los equipos de comunicaciones militares -que utilizan frecuencias que oscilan desde unos pocos megaherzios hasta los 300 gigaherzios-, y las líneas de transmisión de energía eléctrica, como los televisores, cuyas frecuencias son de hasta 1.000 herzios. Antenas, emisoras de radio y televisión, enlaces, repetidores y un largo etcétera de aparatos empleados en telecomunicaciones son también peligrosos generadores de campos electromagnéticos de los que no podemos escapar. Los primeros indicios de la perniciosidad de este tipo de radiaciones surgieron a raíz de las molestias que comenzaron a padecer los controladores de radar en Estados Unidos, frecuentemente aquejados por jaquecas, mareos, fatiga ocular o irritabilidad.
                      Muy interesante cuando nos aporta en su valioso informe, que hay casos en los que la dificultad para conciliar el sueño podría estar relacionada con las llamadas micropulsaciones. Estas son ondas muy tenues -de 12 a 14 ciclos por segundo, y de 30 a 50 microvoltios- que interfieren por resonancia en las frecuencias de las ondas alfa emitidas por el cerebro en los procesos oníricos. Por el contrario, en otros casos, hay frecuencias, como las de los televisores, que inducen al sueño de forma hipnótica. Cabe esperar que los campos magnéticos asociados producidos por determinados procesos fisiológicos como los de las ondas bioeléctricas generadas en las neuronas y fibras musculares- interactúen con aquellos que se generan en el exterior, que a su vez producen modificaciones en la liberación de neurotransmisores, responsables de una serie de importantes metabolismos en el cuerpo y la mente. Este es un terreno relativamente nuevo, pero que promete muchas sorpresas a lo largo de los próximos años.
                       Situada a la altura del entrecejo, en medio del cerebro, la glándula pineal -que según los místicos es la sede del alma- es una pequeñísima pero básica estructura, capaz de poner en marcha procesos metabólicos en todo el organismo.

                            El investigador José Luis Bardasano, director del Instituto de Bioelectromagnetismo Alonso de Santa Cruz, en la Universidad de Alcalá de Henares, ha estudiado las correlaciones entre la actividad de esta glándula y los campos electromagnéticos y magnéticos exteriores. En su opinión, la pineal puede comportarse como un magnetorreceptor, modificando su actividad por influencia de los campos magnéticos, sobre todo aquellos de frecuencias bajas. Esto genera alternaciones de comportamiento, trastornos depresivos e incluso puede modificar el efecto que sobre el organismo tienen algunos fármacos, especialmente los opiáceos. Los campos electromagnéticos tienen el mismo efecto sobre esta glándula que la luz: inhiben la secreción de melatonina, proceso que podría provocar alteraciones inmunitarias, insomnio y cambios repentinos de humor.
                    Sin embargo, el mayor valor de la melatonina radica en que es un factor fundamental de defensa contra el cáncer: su carencia favorece el desarrollo de esta mortal enfermedad. Y, desgraciadamente, las oscilaciones del campo magnético terrestre y las fuentes generadoras de ondas electromagnéticas de baja frecuencia reducen los niveles de este compuesto. Según Bardasano, la exposición crónica a los campos electromagnéticos aumenta las probabilidades de padecer cáncer y leucemia, unas enfermedades muy relacionadas con las disfunciones pineales. Estos campos también influyen en el desarrollo de trastornos psicológicos y neurológicos. En general, las personas con predisposición a padecer episodios depresivos o alcoholismo, así como los trabajadores expuestos a este tipo de radiaciones, son las más sensibles a los efectos de desincronización pineal por causa de las radiaciones no ionizantes, capaces también de reducir los efectos curativos de algunos analgésicos, especialmente los derivados de la morfina.
                     La existencia de un campo magnético natural terrestre se conoce desde hace cientos de años, miles en el caso de los chinos o de otras civilizaciones antiguas. Sin embargo, los primeros estudios científicos de la relación entre los fenómenos magnéticos naturales o artificiales y algunas perturbaciones psico-fisiológicas humanas datan sólo del siglo pasado.

                              Como se nota se debe estar atento hoy más que nunca sobre la relevancia, el alcance de las radiaciones electromagnéticas, todo lo que ello puede generar, simplemente hay que prestarle atención.-LEER MAS

 Fuente: Revista Año Cero, artículo El Electromagnetismo invisible por Pablo Villarubia.






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